Hoy es 31 de octubre, y Dr. Chonker ha decidido realizar una pequeña exhibición de “retrosaurus” en Regnum Dinosaurum para celebrarlo. Veamos algunas de estas nostálgicas interpretaciones de criaturas prehistóricas.

FOTOS: Andrea Paulina Arts
TRACHODON, DICLONIUS, CLAOSAURUS, ANATOSAURUS, ANATOTITAN, EDMONTOSAURUS…
El típico dinosaurio de “pico de pato”, estos fueron los nombres que en el pasado se le dio al Edmontosaurus annectens, un hadrosáurido que habitó en Norteamérica durante el Cretácico Tardío. Todo empezó en 1856, cuando el paleontólogo Joseph Laidy le dio el nombre de Trachodon mirabilis (Tracodonte en español, quizá algunos lo recuerden) luego de recibir y estudiar unos restos fragmentarios de dinosaurios que el geólogo y explorador Ferdinand Vandeveer Hayden recogiera en la Formación Judith River hacia 1855 (1). Posteriormente, en 1882 se descubrió un cráneo bastante completo de un dinosaurio de “pico de pato”, el paleontólogo Edward Drinker Cope decidió darle el nombre de Diclonius mirabilis al combinar el nombre de Trachodon mirabilis y el de Diclonious, siendo este último un nombre que él mismo acuñó para los dientes de hadrosáuridos de la Formación Judith River (2). Pero la historia no queda ahí; en 1892, el rival de Cope, el paleontólogo Othniel Charles Marsh le asignó el nombre de Claosaurus annectens a este dinosaurio tras estudiar los restos de dos especímenes de Edmontosaurus annectens descubiertos en la Formación Lance en Wyoming en 1981 (3). Estos fósiles fueron usados para montar las primeras dos restauraciones de esqueletos completos de dinosaurios en Estados Unidos (4). Décadas después, los paleontólogos Richard Swann Lull y Nelda Wright publicaron una monografía sobre hadrosáuridos en la cual sus autores le asignaron el nombre de Anatosaurus a los dinosaurios más comunes con pico de pato. El espécimen descrito por Marsh, Claosaurus annectens, sería renombrado como Anatosaurus annectens, mientras que el Diclonius mirabilis de Cope sería reasignado como Anatosaurus copei (5).
En las décadas de 1970 y 1980, el paleontólogo Michael K. Brett-Surman reexaminó los materiales conocidos sobre estos hadrosáuridos, y decidió que los restos de Anatosaurus annectens eran demasiado similares a los de otro hadrosáurido, Edmontosaurus regalis, el cual fue nombrado por el paleontólogo Lawrence Lambe en 1917. Y debido a que la denominación de Lambe para este espécimen fue anterior a la de Lull y Wright, Brett-Surman propuso que el nombre de Anatosaurus se hundiera en el de Edmontosaurus (6). Sin embargo, Anatosaurus copei presentaba suficientes diferencias como para pertenecer a la especie Edmontosaurus regalis, por lo que Brett-Surman acuñó el nombre de Anatotitan para reemplazar al de Anatosaurus y denominar a esta especie como Anatotitan copei (7).
Y esa es la historia del dinosaurio pico de pato… si es que en 2011 no se hubiera realizado un estudio con el primer análisis morfométrico de comparación entre distintas especies asignadas al género Edmontosaurus. Los paleontólogos encargados de este estudio, Nicolás Campione Y David Evans concluyeron que Anatotitan copei es un sinónimo de Edmontosaurus annectens ya que A. copei simplemente representa a E. annectens en su estado adulto. Con esto se redujo el número de especies de Edmontosaurus a dos: Edmontosaurus regalis y Edmontosaurus annectens (8).
DIMETRODON
Dimetrodon es una criatura que suele ser confundida como un dinosaurio pese a haberse extinguido 40 millones de años antes de que de que estos aparecieran. En un principio se creía que se trataba de un reptil, pero en realidad fue un sinápsido, una clase dentro del grupo amniota a la que pertenecen los mamíferos y todas las otras especies de seres vivos que están más relacionados con ellos. Esto significa que Dimetrodon está más con nosotros, los mamíferos, que con los dinosaurios. Los sinápsidos eran criaturas mucho más activas que los reptiles, y fueron la forma de vida predominante durante el Pérmico, y el Dimetrodon se encontraba entre los predadores más exitosos de su tiempo. La mayoría de especies de Dimetrodon medían entre 1.7 y 4.6 metros de largo (9), aunque había especies más pequeñas como Dimetrodon teutonis, el cual tenía aproximadamente 60 centímetros de largo (10), y otras más grandes como Tappenosaurus magnus, el cual podía alcanzar 5.5 metros de largo, siendo la especie de Dimetrodon de mayor tamaño que se ha descubierto (11).
El rasgo más sobresaliente de Dimetrodon es la enorme vela que tenía en su espalda. Durante un largo tiempo se creía que la usaba para regular su temperatura corporal; sin embargo, estudios en 1986 (12) y posteriormente en 2010 (13) sostienen que esta vela está pobremente adaptada para tener alguna función termorreguladora. Actualmente se cree que uno de los motivos detrás de la evolución de esta vela es la selección sexual (14), y quizá los machos la utilizaban para atraer a hembras o para intimidar a posibles rivales.
STEGOSAURUS
Stegosaurus fue uno de los dinosaurios descritos en la llamada “Guerra de los Huesos”, el cual fue un periodo de varios descubrimientos de fósiles entre 1877 y 1892. Los protagonistas nuevamente serían los paleontólogos Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope. Inicialmente, Marsh creía que Stegosaurus era alguna especie de tortuga marina prehistórica, y que sus placas eran parte de su caparazón (15). Marsh actualizaría su descripción de este dinosaurio hacia 1891, de acuerdo a la cual las escamas estarían alineadas verticalmente a lo largo de su lomo en una sola hilera (16). Sin embargo, el paleontólogo Frederick Lucas reexaminó la evidencia fósil de Stegosaurus en 1901, y llegó a la conclusión de que estas escamas estaban alineadas en pares en dos hileras que corrían de su espalda hasta la cola. No obstante, éste cambiaría de opinión en 1902, proponiendo que las placas de Stegosaurus probablemente estaban unidas en dos filas alternadas. Esta interpretación fue también favorecida por el paleontólogo Richard Swann Lull en 1914 (17), y es la disposición actualmente más aceptada (18).
PARASAUROLOPHUS
La característica más notoria de este dinosaurio hadrosáurido del tipo “pico de pato” es su elaborada cresta craneal, la cual parece una especie de tubo que se proyecta hacia atrás. A lo largo de los años se le han asignado diversas funciones. En 1924, el paleontólogo austriaco Othenio Abel propuso que Parasaurolophus pudo haber usado su cresta como arma para luchar contra miembros de su propia especie (19). Posteriormente en 1933, el paleontólogo estadounidense Alfred Sherwood Romer propuso que su cresta podría haberle servido como un tuvo respirador, pues por entonces se creía que los hadrosáuridos eran dinosaurios anfibios (20). Hacia 1962, John Ostrom sugirió que la cresta podría haber almacenado áreas expandidas de tejido olfativo que le permitían mejorar su sentido del olfato (21). Sin embargo, todas estas hipótesis fueron rechazadas.
Una de las hipótesis actualmente más aceptadas es que la cresta de Parasaurolophus pudo haber servido como una cámara de resonancia para producir sonidos de baja frecuencia con el fin de comunicarse con otros miembros de su grupo o especie. Esta función fue originalmente propuesta por Carl Wiman en 1931 (22), y revisada en 1981 por David B. Weishampel (23), quien sugirió que los sonidos emitidos por Parasaurolophus se encontraban en una frecuencia de entre 55 y 720 Hz. Esta hipótesis fue puesta a prueba en un estudio en 1997, en el cual se hizo un modelo computarizado de un espécimen bien preservado de Parasaurolophus tubicen. El resultado arrojado fue que la trayectoria principal del sonido a lo largo de esta cresta resonaba aproximadamente a una frecuencia de 30 Hz, pero que su complicada anatomía causaba picos y valles en el sonido (24). Tom Williamson, uno de los investigadores que participó en este experimento, propuso que, como los sonidos de baja frecuencia viajan más lejos y evitan obstáculos mejor que los sonidos de alta frecuencia, Parasaurolophus podía alertar a otros miembros de su manada sobre algún peligro sin delatar su posición actual (25). Y además de emitir sonidos, la cresta también podía haberle servido como un instrumento de comunicación e identificación visual. Es por estos motivos que tanto Parasaurolophus como otros dinosaurios hadrosáuridos, particularmente los lambeosaurinos, hubieran desarrollado crestas como parte de su estrategia evolutiva (26).
¿MEGALOSAURUS?

El problema con algunas de las viejas representaciones de dinosaurios es que a veces es difícil identificar al dinosaurio que supuestamente describen, sobre todo si no se cuenta con algún rasgo físico distintivo. ¿Será este Megalosaurus? Tal vez, tal vez no. Le pondremos la etiqueta de Megalosaurus solo para mencionar algunas curiosidades sobre este dinosaurio (y para que el Dr. Chonker no se enoje… esperemos que no se dé cuenta). Después de todo, Megalosaurus fue el nombre que se le dio a más de 50 especies de dinosaurios en los albores de la paleontología. Por entonces no se conocía mucho sobre estas criaturas, ni se disponía de métodos confiables para identificar correctamente sus fósiles.
Los primeros fósiles de Megalosaurus fueron descritos en el siglo XVII. En 1677, Robert Plot, un profesor de química de la Universidad de Oxford, describió un fragmento del fémur de este dinosaurio; en un principio creyó que se trataba del fémur de un elefante de guerra, y luego supuso que pudo haber pertenecido a un gigante (27). Megalosaurus fue eventualmente nombrado por el teólogo, geólogo y paleontólogo inglés William Buckland, y su nombre significa “lagarto grande” (28). Megalosaurus destaca entre los dinosaurios debido a que fue el primer género de dinosaurio en ser descrito en la literatura científica. Buckland creía que se trataba de un reptil cuadrúpedo, y esta idea fue compartida por el escultor y artista de historia natural inglés Benjamin Waterhouse Hawkins cuando se le encargó crear un modelo de tamaño real de Megalosaurus, el cual permanece al día de hoy en el Crystal Palace Park de Londres. La noción de que dinosaurios como el Megalosaurus eran cuadrúpedos fue desafiada por los hallazgos de fósiles de dinosaurios que eran claramente bípedos, como Compsognathus y Eustreptospondylus, descubiertos en 1859 (29) y 1870 (30) respectivamente. Ante esta evidencia, los dinosaurios terópodos comenzarían a ser representados como criaturas bípedas.
¿PTERODACTYL O PTERANODON?

Pterodactyl es un nombre genérico que durante un tiempo se usó para nombrar a distintas especies de pterosaurios. El científico francés Georges Cuvier fue quien acuñó el término “Ptéro-Dactyle” en 1809 al estudiar un fósil de Pterodactylus antiquus, un pequeño pterosaurio cuya envergadura estimada era alrededor de un metro de largo (a causa de un error tipográfico, el nombre publicado fue Petro-Dactyle, el cual fue corregido más adelante por Cuvier) (31). “Ptéro” significa “ala” y “dactyle” significa “dedo”, y es que los estos reptiles tenían cuatro dedos largos entre los cuales se extendían amplias membranas de piel y músculo que les permitían alzarse en el aire. El nombre Ptéro-Dactyle sería posteriormente latinizado por el científico francés Constantine Samuel Rafniesque a Pterodactylus (32), y en 1888 el naturalista inglés Richard Lydekker designaría a Pterodactulys antiquus como la especie tipo de Pterodactylus (33). Con esto el nombre “Pterodactyl” dejaría de ser usado formalmente en la literatura científica, aunque se ha extendido bastante en la cultura popular para referirse a pterosaurios de mayor tamaño como el Pteranodon o el Quetzalcoatlus.
Este ejemplar que el Dr. Chonker ha puesto en exhibición es un Pteranodon, presumiblemente Pteranodon longiceps, aunque se trata de su versión retrosaurus (el tamaño de sus alas no corresponde a su cuerpo, pues luce demasiado grande y pesado para ellas, y sus garras tienen una disposición bastante extraña, entre otros detalles). Recordemos que Pterodactylus antiquus es un pterosaurio pequeño, mientras que las especies del género Pteranodon son pterosaurios de gran tamaño. Pteranodon longiceps, por ejemplo, podía alcanzar una envergadura de 5.6 metros (34), cinco veces más que nuestro Pterodactylus antiquus.
REY LAGARTO TIRANO
Tenemos una descripción bastante buena del rey de los dinosaurios en el blog Regnum Dinosaurum, y la hemos actualizado a las luces del nuevo estudio publicado este año en el que se afirma que el tamaño máximo de Tyrannosaurus rex pudo haber podido alcanzar un tamaño mucho mayor de lo pensado, por lo que aquí les dejamos dos representaciones relacionadas al cambio de postura de los terópodos.
Luego de que los científicos del siglo XIX aceptaran la postura bípeda en los dinosaurios terópodos, se mantuvo la idea de que su columna vertebral tenía una disposición bastante erguida, apoyando su peso en sus patas traseras y en su cola (35). Sin embargo, a principios de 1970 se realizaron diversos estudios sobre la biomecánica y locomoción de los dinosaurios que desafiaron esta interpretación, pues sus resultados apuntaban a que los terópodos tenían una postura mucho más horizontal, sin mencionar que no se tenía evidencia de fósiles que sugirieran un arrastre de la cola, sino más bien solo huellas, por lo que la cola de estos dinosaurios debía haberse mantenido suspendida en el aire y paralela al suelo, lo cual también les ayudaría a tener un mejor balance al moverse (36).
TRICERATOPS

Triceratops fue un género de dinosaurio ceratópsido que vivió durante el Cretácico Tardío en lo que hoy es el oeste de Norteamérica. Podía alcanzar los nueve metros de largo y pesar hasta 10 toneladas (37), lo que lo hace uno de los ceratópsidos de mayor tamaño descubiertos, compitiendo por el título únicamente con su contemporáneo Torosaurus. También compartió su hábitat con Tyrannosaurus rex, el cual es representado como su máximo antagonista en la cultura popular. Triceratops significa “rostro con tres cuernos”; con un cuerno por encima de cada ojo y uno más sobre las fosas nasales, es uno de los dinosaurios más icónicos de todos los tiempos.
Y no diremos más, pues pronto le dedicaremos una entrada (alerta de spoiler).
BRACHIOSAURUS

Brachiosaurus es quizá uno de los saurópodos más conocidos gracias a su aparición en la franquicia de Jurassic Park. Tenía una longitud de entre 18 y 22 metros (38), una altura de entre 12 y 13 metros (39) y un peso de entre 28.3 y 46.9 toneladas (40), ciertamente una criatura de enormes dimensiones. Pero a diferencia de otros saurópodos, sus extremidades anteriores eran más largas que sus extremidades traseras. El húmero del holotipo FMNH P 25107 mide 2.04 metros de largo y su fémur mide 2.03 metros de largo (41); además, la evidencia fósil de los largos antebrazos y metacarpos de otros braquiosáuridos apuntan a que sus extremidades anteriores completas serían significativamente más grandes que las posteriores (42), de forma similar a las jirafas.
Por mucho tiempo se creía que los orificios nasales de saurópodos como Brachiosaurus se hallaban en la parte superior de la cabeza ya que erróneamente se creía que eran animales anfibios, por lo que sus orificios nasales les debían servir como una especie de esnórquel. No obstante, en 2001 el paleontólogo estadounidense Lawrence M. Witmer rechazó esta idea al señalar que todos los vertebrados terrestres tienen los orificios nasales delante de los huesos nasales (43). Actualmente se ha propuesto que las grandes aberturas nasales óseas del Brachiosaurus podrían haber contenido algún tipo de tejido que le habría ayudado a mejorar su sentido del olfato para poder encontrar comida, o que quizá podrían haber tenido crestas nasales ornamentales, tal y como las presentan algunos reptiles modernos (44).
Siguiendo una línea de pensamiento parecida, también se ha propuesto que algunos saurópodos, incluyendo al Brachiosaurus, podrían haber tenido probóscides (trompas) para incrementar su alcance al momento de alimentarse de las hojas en las copas de los árboles; no obstante, un estudio en 2006 demostró que la cavidad para el nervio facial en el neurocráneo de dos saurópodos, Diplodocus y Camarasaurus, era pequeña, por lo que no sería tan largo como el de los elefantes, en los cuales este nervio facial está involucrado en el control de los músculos de sus probóscides. Sin embargo, esta abertura era más amplia en Giraffatitan, un braquiosáurido emparentado con el Brachiosaurus, por lo que no se descartó la posibilidad de que este género de saurópodos podrían haber tenido probóscides (45). Quién sabe qué otros descubrimientos el futuro les depare al Brachiosaurus y a todos los otros dinosaurios aquí mencionados.
Esperamos les haya gustado la exhibición de nuestros retrosaurus. Dr. Chonker, Paulina, Leo-Geo, Beth, Miguelón, Rowena, Don y el resto de colaboradores de Regnum Dinosaurum les desean unas bonitas fiestas.
REFERENCIAS:
(1) (2) Margulski, R. (s. f.). Trachodon, Anatosaurus, Edmontosaurus or Anatotitan? http://www.dinosaurs-on-stamps.info/stamps/trachodon.html
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(5) (6) (7) Margulski, R. (s. f.). Trachodon, Anatosaurus, Edmontosaurus or Anatotitan? http://www.dinosaurs-on-stamps.info/stamps/trachodon.html
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